Escucho el eco de tu voz,
lejana…
lejana…
Sabias que después vendría el dolor,
pero elegiste seguir adelante.
adelante…
adelante…
Ahora veo tus ojos llorar
ahora veo tus ojos brillar
y tus mejillas mojarse
pero ya tarde, en nuestro ocaso,
en nuestro ocaso…
en nuestro ocaso…
Sepultado yace en este páramo
nuestros recuerdos, la inocencia,
y nuestras almas son testigos mudos
de tener que velar este extraño difunto.
Nuestro amor…
nuestro amor…
en esta lapida yace escrito
lejano,
adelante,
en nuestro ocaso,
nuestro amor.