Navego por las noches en un abismo
Navego a donde me lleve el destino
Si la brisa me rescata de mi infinito
Llevándome a las costas del Estigio
Para olvidar de un sorbo mis vestigios.
El castigo es conocer
mi conciencia el infierno
Que la luz dio a conocer
Entre nubes y sombras
Salgo a la luz, un viejo se arrima
Dando gemidos que desgarran
Como telas, mi insensible alma
Sus ojos que sabiduría derraman,
Trasportan en mí toda su calma.
Hoy enfrento en este mar mi abismo,
Estén sus aguas en calma o no,
Me llevan a conocer mi destino,
Sin saber lo que me depara el abismo.
Navego por la noche
En abismos de experiencias,
Llevado de la mano por la negra Conciencia
Siempre oscuro y con temor,
Descubriendo voy un ébano carbón
Entre las tinieblas de mi alma
El mar se vuelve una tempestad,
La oscuridad hace de el un abismo,
Nada veo, nada veo, mas allá.
La Incertidumbre me invade,
entre olas de sangre putrefacta,
El miedo se apodera de mi corazón
y grita desgarrantes mis entrañas.
Las tinieblas se desvanece
El ébano carbón se enciende
Con chispas magmáticas arde
En matices de rojos incandescentes.
Descubro en el abismo la Conciencia
Que amante de la Culpa me esclavizan
Con las cadenas y la estaca de Prometeo,
Con la incertidumbre y el temor
De lo que he sido,
y el futuro terror de lo que voy a Ser.